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La fauna silvestre en Latinoamérica y el Caribe se ha desplomado un 94%

El 12 de octubre del 2022, el Fondo Mundial para la Naturaleza (conocido como WWF – World Wildlife Fund) publicó un reporte llamado “Informe Planeta Vivo” (Living Planet Report), donde informó un alarmante declive en la población de la biodiversidad en el planeta. Este informe es publicado cada 2 años, y siempre ha confirmado que Latinoamérica y el Caribe son de las regiones más biodiversas. Según el informe, hubo un descenso promedio del 69% en la población de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios desde 1970 hasta el 2018 en todo el mundo. Desde 1970, América Latina ha sufrido grandes pérdidas en su biodiversidad, posicionándola como la región con mayor reducción en el periodo estudiado, con un promedio del 94% de pérdida.

Para este estudio fueron monitoreados alrededor de 32.000 poblaciones y 5.230 especies. El parámetro de medición utilizado es el Índice Planeta Vivo (IPV), el cual le hace seguimiento a la abundancia de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios. El informe destacó el hecho que el 27% de la Amazonía está conformado por poblaciones indígenas, y estos son los territorios donde se encuentran las menores tasas de deforestación. Esta región cuenta con 500 grupos de pueblos originarios, y 66 grupos en aislamiento voluntario, los cuales protegen la fauna y flora gracias a los conocimientos científicos y ecológicos que han sido trasmitidos de generación en generación. Pero los gobiernos de países como Colombia y Brasil deben implementar políticas y leyes enfocadas en la protección del restante porcentaje de la Amazonía para poder protegerlo y evitar un desastre irreversible.

El bosque tropical más grande y con mayor biodiversidad biológica y cultural del mundo es el Amazonas, el cual se encuentra entre las diez áreas de alta prioridad para la mitigación de riesgos expuestas en el informe. El reporte también expuso que las regiones tropicales son las que están sufriendo un mayor declive. Esto es catastrófico ya que los bosques contribuyen de manera significante a la seguridad alimentaria, y la deforestación genera emisiones de carbono y conduce a climas locales mas secos, incrementando las sequías y los incendios. Es por esto que el reporte ha llamado la atención de los gobiernos, exigiéndoles una mayor atención a las políticas forestales para evitar una reducción de la productividad agrícola.

El mayor descenso general es el de la población de agua dulce, con un 83%. Entre los más afectados se encuentra el delfín rosado del Amazonas, el cual sufrió una disminución del 65%. Esta disminución se debe principalmente al aumento de la pesca selectiva y el rápido crecimiento de la población humana en este sector. También, el 50% de los corales del planeta se han perdido, desencadenando un impacto gigante, pues estos son el hogar de alrededor de un cuarto de todas las especies marinas. Inclusive, 18 de las 31 especies de tiburones y rayas oceánicas se redujo un 71%. Los principales causantes de la degradación de los sistemas terrestres, marinos y de agua dulce son los cambios de uso de suelo, la sobreexplotación de plantas y animales, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras.

Lo más destacable es que la edición del 2022 del informe expone el problema del declive en la biodiversidad como una violación a los derechos humanos, pues el derecho a un medio ambiente sano se ha reconocido en más de 80 países. Esto genera un impacto en leyes y políticas ambientales, pues impulsa a una mejor implementación y una mayor participación del público, y además obliga al gobierno a accionar y sancionar acciones contra el colapso climático, la pérdida de naturaleza y la contaminación entre otras.

El país ejemplar en América Latina cuando se trata de proteger el derecho a un medio ambiente saludable es Costa Rica, pues desde que incluyó el derecho en su Constitución de 1994 ha trabajado en implementar varias leyes a favor de energías renovables y el cuidado de los parques naturales. El 30% de su superficie son parques naturales, y el 99% de su electricidad proviene de energía hidroeléctrica, solar, eólica y geotérmica. Los programas de reforestación han reducido la deforestación en el país, la cual se encuentra alrededor del 12,5%. El impuesto sobre el carbono se usa para pagar a pueblos indígenas y agricultores, y está prohibida la explotación de gas y petróleo. Estas políticas deberían servir como guía para todos los países, pero incluso más para las 10 zonas de alta prioridad para la mitigación de riesgos: la cuenca del Amazonas, el bosque Atlántico, el norte de los Andes, el Himalaya, el sudeste asiático, la costa oriental de Australia, el bosque seco de Madagascar, los bosques guineanos del oeste de África, el Rift Albertino y las montañas del Arco Oriental. Es fundamental obtener el apoyo global, y los 89 autores del reporte hacen un llamado a los responsables políticos para que valoren adecuadamente los recursos naturales.