La inversión extranjera directa (IED) sigue siendo uno de los factores más importantes para el crecimiento de una economía emergente como la de México. Diversos estudios han demostrado la relación directa entre el crecimiento económico y la IED. Esta inversión no solo incrementa la disponibilidad de tecnología avanzada, importada de países con un mayor grado de desarrollo y adaptada a las condiciones locales, sino que también impulsa la capacitación de los empleados mexicanos, creando un intercambio de conocimiento que beneficia a largo plazo a la economía local.
La competencia que generan las empresas extranjeras también motiva a las compañías mexicanas a optimizar sus procesos de producción, lo que resulta en una mayor eficiencia. Además, la entrada de estas empresas abre nuevos mercados tanto para la exportación como para la cadena de suministro local, impulsando sectores que previamente no tenían tanto desarrollo. Las empresas extranjeras suelen tener acceso a financiamiento internacional, lo que alivia las restricciones crediticias locales y fomenta la inversión en sectores industriales clave, creando empleos estables y a largo plazo.
Según la Secretaría de Economía, México se posiciona como uno de los principales destinos para la inversión extranjera directa en América Latina y a nivel global, ocupando el octavo lugar en recepción de IED a nivel mundial en 2023. Las entradas de IED en 2023 sumaron USD 35.300 millones, un incremento del 12% respecto al año anterior, a pesar de la incertidumbre global. El stock total de IED en México asciende a más de USD 650.000 millones en 2023. Sin embargo, los retos siguen presentes, como la política energética del gobierno y las preocupaciones sobre Pemex y CFE, que han generado incertidumbre entre los inversionistas.
Para la primera mitad de 2024, la IED superó los 31,000 mdd, marcando otro hito, a pesar de una leve caída en las nuevas inversiones. La manufactura sigue siendo el sector que más atrae inversión, concentrando más del 50% del total, con industrias clave como transporte, bebidas y tabaco, y tecnología. Las principales fuentes de IED siguen siendo Estados Unidos, que aporta el 44% del total, seguido por Alemania y Japón.
El 42% de la inversión extranjera directa (IED) se hizo en el sector de manufactura, lo que apunta a un aprovechamiento del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, el TMEC. Las exportaciones a EE UU, principal socio comercial mexicano, han incrementado conforme EE UU ha escalado su guerra comercial contra China. Esto ha creado una tendencia global, conocida como nearshoring, en la que empresas que buscan seguir vendiendo al mercado norteamericano trasladan sus fábricas a países “aliados” de los EE UU.
La creciente competencia global por la IED y fenómenos como el nearshoring han consolidado la posición de México como un destino prioritario, con nuevas inversiones planeadas que superan los 45,000 mdd en proyectos anunciados para los próximos años. Sin embargo, el país enfrenta desafíos relacionados con la seguridad, la corrupción y la necesidad de reformas energéticas, que afectan su competitividad.
Estados Unidos sigue siendo el principal socio económico de México en términos de IED, seguido de países como España, Canadá y Alemania. Los sectores más atractivos para la inversión incluyen la manufactura, particularmente la automotriz, los servicios financieros, el comercio mayorista y minorista, y las telecomunicaciones. Las zonas fronterizas, como la región del Bajío, y estados como Nuevo León y Querétaro, continúan recibiendo gran parte de esta inversión debido a su proximidad con el mercado estadounidense y sus cadenas de valor bien establecidas. La Península de Yucatán también sigue captando inversiones significativas, principalmente en el sector turístico.
México, como parte del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y miembro activo de la OCDE, el G20 y la Alianza del Pacífico, continúa siendo un país clave para la IED. Su ubicación geográfica estratégica, amplio mercado interno, mano de obra calificada y economía diversificada lo posicionan de manera competitiva a nivel global. Sin embargo, factores como el incremento de la delincuencia, la incertidumbre en las políticas energéticas, y la falta de reformas estructurales en ciertos sectores han afectado su competitividad.
A pesar de estos retos, México sigue siendo un destino atractivo para la IED. Se observa una mayor competencia entre los países emergentes para atraer estos flujos de capital, y México debe continuar enfocándose en mejorar su clima de negocios. La estabilidad económica y política, así como una política energética clara y sostenible, serán clave para atraer y retener inversionistas en los próximos años.